jueves, agosto 20, 2009

Habilidades Sociales / Social Skill

¿Por qué las personas no actúan en una situación social de manera asertiva, prosocial o competente?

Habilidades Sociales (Social Skill).

Cuando hacemos referencia a la importancia de la educación integral y la calidad en educación, cuesta comprender que la educación siga colocando sus huevitos en la canasta de los contenidos o la materia. Como señala el profesor Schink (2006), no basta con que las personas “sepan”, lo importante, es que “sepa hacer algo con lo que sabe”…, en escenarios sociales aplicados y en la interacción con otros.

En la formación de las ingenierías existe un ejemplo que nos ayuda a ver la relevancia de las Competencias Sociales (o de su ausencia). En los ingenieros se espera competencias técnicas formadas por el currículum (cálculo, principios matemáticos, etc.), pero se busca y valora mucho características no asumidas por el currículum, como capacidad de articular equipos de trabajo, felicitar o sancionar a sus trabajadores, brindar apoyo, solicitar apoyo, flexibilidad, etc. Competencias hoy relacionadas con escenarios productivos emergentes, cambiantes y abiertos, pero ¿quién se hace cargo de su desarrollo de competencias humanas?

Las Habilidades Sociales son herramientas psicológicas y como señala Vygotski, las herramientas psicológicas, son herramientas sociales. Desde escenarios sociales (experiencia de aprendizaje) se estimulan, practican, desarrollan o inhiben. Por este motivo es central que la educación y nosotros, los educadores, comprendamos que se requieren escenarios de aprendizaje que promuevan el desarrollo de estas complejas herramientas de interacción social.
Hace doscientos años podríamos haber “explicado” que los niños son agresivos, groseros, desordenados o conflictivos en sus relaciones interpersonales, porque “están endemoniados” o porque “son mañosos”. Hoy sabemos que todo comportamiento es contextual, no se da espontáneamente; se desprende de la interacción con el medio social y la historia de aprendizaje. Más que un niño “malo” en sí, la experiencia no habría proporcionado ni los modelos, ni los desafíos, ni las contingencias suficientes que les permitan desarrollar un conjunto de herramientas de acción en la interacción social.

Más allá de la norma y la restricción. Las estrategias restrictivas en los sistemas educacionales no asegura la promoción de Habilidades Sociales. Uno de los problemas recurrente de los modelos que trabajan en el desarrollo de H.S. es su visión cerrada de estas herramientas, olvidando el contexto donde se significan.

La norma impuesta sin contexto carece de sentido y pasa a ser un aprendizaje trivial (incluso inadecuado), caspa cultural o informativa. Sólo estableciendo espacios compartidos podremos darle sentido al significado.

Por ejemplo, el desarrollo de empatía parte desde valorar lo que a nosotros nos pasa en determinadas situaciones. Aprender que estas emociones o pensamientos (positivos o negativos) se relacionan con “X” situaciones y con la forma en que nos tratan (valorar y significar que somos desde la interacción). Este peldaño, nos permite ver y valorar que a los demás también les pasan cosas cuando nosotros hacemos o dejamos de hacer algo, pero ¿cuántas experiencias sociales buscan promover esta habilidad? ¿Cuántos espacios le damos en nuestro currículum en la promoción de habilidades de interacción?

El ocuparnos por las características de los usuarios de la educación, nos permite establecer vínculos entre su propio sistema de aprendizaje (sentido) y herramientas culturales que consideramos como positivas o potenciadoras en nuestras relaciones sociales. Cuando consideramos las H.S. como dogmas dejamos de mirar el contexto por lo que le quitamos el significado al texto, quitándole valor al aprendizaje.
Pero, ¿Por qué las personas no actúan en una situación social de manera asertiva, prosocial o competente?

Ps. Miguel Arias Cerón

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